quinta-feira, 27 de fevereiro de 2014
sábado, 22 de fevereiro de 2014
Baía do Guajará
"Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
—¡Ayúdame a mirar!"
(El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano)
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
—¡Ayúdame a mirar!"
(El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano)
(Baía do Rio Guajará, Belém do Pará, Brasil - Fev14) |
terça-feira, 18 de fevereiro de 2014
Altivez
“Iliá Ilitch não andava como seu falecido marido, o secretário colegiado Pchenítsin, com uma presteza mesquinha, sistemática, não ficava redigindo documentos o tempo todo, não estremecia de medo de se atrasar para o trabalho, não olhava para todos como se pedisse que lhe pusessem uma sela nas costas e montassem, em vez disso olhava para tudo e para todos de modo tão atrevido e livre como se exigisse obediência.”
(Oblómov, de Ivan Gontcharóv)
(Oblómov, de Ivan Gontcharóv)
Assinar:
Postagens (Atom)